sábado, 8 de junio de 2013

el turista

En un vagón de tren,
en las calles de una ciudad perdida
mirando con ojos vacíos,
llenando el globo con el polvo de sus pasos

siendo en lugares,
en amaneceres y en ocasos
posándose en otros, en la circunstancia
derramando el tiempo y el espíritu.

Pintando lienzos de la vida,
a medio hacer, incompletos...

desnudos de esencia,
llenando las paredes de nada


¿es ese el ser humano?
un eterno turista que deviene,
que no acaba de ser nunca,
que se desvanece y vuelve,
un desconocido incluso de sí mismo,
sobretodo de sí mismo...

Parece mentira que ayer fuese ayer;
el tiempo es extraño,
como si para cada momento
el transcurrir de minutos cambiase;
sesenta segundos...
lo que al principio parecía eterno
para unos ojos cansados no es más
que un fugaz relámpago,
la vida que corre
y se derrama entre los dedos
de una mano arrugada.

Ya se cuela por entre las puertas y ventanas
la luz amarillo pálido que anuncia el otoño,
mientras Tú,
que ya no sientes el dolor del cambio
contemplas en silencio el mundo,
le das sentido a todo,
incluso al tiempo
que a mi, que Te conozco
ya no me parece tan insoportable.

11 de Septiembre de 2007