miércoles, 19 de noviembre de 2014

Un puto genio

Salí de aquel encuentro confusa, sin saber que pensar. Miles de voces en mi cabeza gritaban a la vez: "pensaba esto pero no se atreve ha decirlo!", "con lo que ha dicho ha querido insinuar...", "deberías haberle dicho...", "se merece que le envíen a la mierda!", "llámalo ahora y dile...!", "no vuelvas a llamarle nunca!", "no te dejes encontrar nuca más!", "en el fondo la culpa es mía...", "toda la culpa es suya!"...

El cielo estaba despejado y hacía frío, el viento silbó y se llevó algunas hojas del árbol juntó al que paré para encender un pitillo, el último que me quedaba. Un par de caladas y se hizo la calma. Para cuando apagué el cigarro las voces eran silencio. Mi casa estaba solo a un par de manzanas del bar, pero en lugar de desandar lo andado empecé a perderme entre las callejuelas oscuras del centro.

A cada paso estaba más lejos de mi y más cerca del principio, ese que dicta que en esta vida todo es incierto; cuando te acercas al sistema lo alteras de tal forma que es imposible conocerlo, intentar aclarar las cosas solo contribuye a aumentar la incertidumbre. La verdad es una quimera y Heisenberg un puto genio.
Parece mentira que ayer fuese ayer;
el tiempo es extraño,
como si para cada momento
el transcurrir de minutos cambiase;
sesenta segundos...
lo que al principio parecía eterno
para unos ojos cansados no es más
que un fugaz relámpago,
la vida que corre
y se derrama entre los dedos
de una mano arrugada.

Ya se cuela por entre las puertas y ventanas
la luz amarillo pálido que anuncia el otoño,
mientras Tú,
que ya no sientes el dolor del cambio
contemplas en silencio el mundo,
le das sentido a todo,
incluso al tiempo
que a mi, que Te conozco
ya no me parece tan insoportable.

11 de Septiembre de 2007