sábado, 28 de febrero de 2015

La propiedad asociativa

Te cuento de uno en uno, como a los número naturales:

tienes una boca,
dos ojos,
tres lunares,
cuatro dedos gordos con los que sueño que me abrazas,
cinco o seis historias que siempre olvidas que ya me has contado,
siete chistes que a casi nadie le hacen gracia menos a ti y a mi,
ocho lagrimas que caen tímidas cuando lloras en silencio,
nueve relojes que no dan la hora,
diez plantas verdes sin flores que huelen a verano y a infancia,
once canciones que siempre me recuerdan a ti,
doce meses cada año para buscarte y encontrarse soñando...

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Parece mentira que ayer fuese ayer;
el tiempo es extraño,
como si para cada momento
el transcurrir de minutos cambiase;
sesenta segundos...
lo que al principio parecía eterno
para unos ojos cansados no es más
que un fugaz relámpago,
la vida que corre
y se derrama entre los dedos
de una mano arrugada.

Ya se cuela por entre las puertas y ventanas
la luz amarillo pálido que anuncia el otoño,
mientras Tú,
que ya no sientes el dolor del cambio
contemplas en silencio el mundo,
le das sentido a todo,
incluso al tiempo
que a mi, que Te conozco
ya no me parece tan insoportable.

11 de Septiembre de 2007